miércoles, 23 de julio de 2014

Los morfemas del fracaso - Héctor Ranea




Aproximadamente un año después de comenzar su primera novela, Kirlian Josephson dio por terminada su tarea de intentar siquiera terminarla. Estaba harto de que los personajes hicieran cosas que él no quería.
Cuenta al paje, aunque él no entienda, que el colmo le llegó el día que estaba escribiendo sobre el Barón Razumi, un japonés en la corte del Rey Ludwig, tratando de que el oriental aceptase brindar con la mano izquierda porque sostenía con la derecha la mano de la Contessina Mizzi con quien planeaba una huída espectacular hacia América, pero con la complicidad de la señorita y su paje de ella, el Barón le dijo que por qué no se metía el champán en algún lugar que K.J. no mencionaría por pudor y por avaricia: una bebida tan fina así desperdiciada no merecería perdón de nadie.
De modo que el escritor resultó escrito. La novela del Barón Razumi se tituló “A la salud de Ludwig” que fracasó, al parecer, por su cacofonía. Kirlian Josephson, en cambio, la tituló: “El Barón ramplón”. El fracaso se debió a la homofonía con la novela de Ítalo Calvino. Nadie supo nunca para qué querría K.J. que el Barón brindara con la mano izquierda.


Acerca del autor:  Héctor Ranea

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