lunes, 23 de diciembre de 2013

Contentarse con lo que hay - Fernando Puga



Ella es de los nuevos. El pequeño cambio en el metabolismo del homo sapiens producido por la introducción de fósforo en la composición básica del organismo humano trajo como consecuencia complejas modificaciones químicas que terminaron por establecer una nueva especie. Esos cambios despertaron las iras de los viejos hombres que vieron amenazada su propia existencia, pues los niños nacidos de la cruza entre ambas especies presentan invariablemente las características de la nueva especie. Los antiguos no cejan en su empeño por encontrar el modo de reproducirse sin entrar en contacto con los nuevos, pero con el paso de los años esto se torna cada vez más difícil. Aunque aún son pocos, parece irreversible el paulatino cambio de especie, producto de esa dominancia.
Ella es de la nueva especie. Despide ese olor a coliflor hirviendo que aleja a todos los antiguos de su entorno. A su manera es hermosa, a pesar de su verde piel poblada de granos fermentados y la escasez de pelo sobre su gran cabeza alargada. Esconde en sus ojos amarillos un destello que hace olvidar esos detalles sin importancia.
Ella está sola. Entra en el supermercado toda cubierta de trapos y apenas se dejan ver esos ojos. Luego de recorrer los pasillos y llenar su bolsa de comestibles, se dirige a la caja.

Trabajo en el supermercado para pagarme los estudios. La química orgánica está de moda y a eso quiero dedicarme. Como todos los antiguos, ansío encontrar el modo de acabar con esa aberrante mutación que nos extingue poco a poco.
Buenos días saludo y bajo la radio. Los nuevos no toleran la música, y cuanto más dulce y melodiosa peor. Les produce una reacción fulminante y los granos de la piel crecen hasta alcanzar proporciones desmedidas. Entre el líquido viscoso que brota de las pústulas y el aumento del olor a cucurbitácea se torna imposible permanecer junto a ellos. Yo estaba deleitándome con la gracia de Cesárea Evora y no dudé un instante. Si no quería ser espectador de una desagradable metamorfosis debía sacrificar a la amable cantante de Cabo Verde y mostrarle mi mejor sonrisa a la clienta.
A mi saludo inicial siguió un pequeño diálogo convencional en el que ambos simulamos estar muy cómodos y ocultamos nuestras recíprocas aprensiones. Sacó de a una las cosas que tenía en el changuito, las depositó sobre la cinta y de a una fueron pasando por el lector láser para terminar embaladas al otro extremo de la cinta. Durante el tiempo que duró este trámite, no pudimos despegar los ojos el uno del otro.
No se conocen antecedentes de amor verdadero entre un individuo de la vieja estirpe humana y otro de la nueva. La cruza entre ambos sólo se produce por escasez de mujeres de la vieja raza. Aunque se trata de evitarlas, muchas veces no hay alternativa.

Sobre el autor: Fernando Puga

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