domingo, 28 de octubre de 2012

El largo minuto y medio – Héctor Ranea


Es un pasillo iluminado adelante. ¡Qué lindo verlo lleno de bibliotecas llenas de libros! ¡Veo títulos que me gustan, que me gustaron siempre! Y adelante esa hermosa rubia de pelos largos hasta la cintura, con los atributos moviéndose al compás de una música. ¿Qué música es? Peterson, Oscar Peterson. Tal vez. Suena Bach. Pero eso fue en el tramo de las bibliotecas. Ahora es The Beatles, ¿escucho one after nine o nine o I´m the walrus? Pero recuerdo que eso fue en el pasillo cuando miraba la piscina desde abajo, con el vidrio me permitía mirar las piernas a las chicas desnudas. Entonces tocaban en las máquinas esas canciones, aunque no. Tal vez no. Quizás fuera la Séptima de Beethoven. Tal vez. Ya no recuerdo. Fue hace tanto tiempo. Y ella siempre ahí, moviéndose toda delante de mí, sin darse vuelta y recortándose en silueta, su silueta, contra la luz. Ahora paso por un bar. ¿Están ellos? Quién sabe. Es ya tarde.
Y libros. Libros. ¡Cuántos!
¿Cuánto hacía que no veía tantos libros? Toda una vida. Pensar que pasé tanto con ellos y después tanta carencia. Ella dobla en un recodo del pasillo, pero si llego ahí casi seguro que no hay camino a seguir, ya lo sé. He caminado estos pasillos mucho como para no darme cuenta qué sucederá. Y lo que sucederá es sencillo. En algún momento ella volverá, siempre de espaldas. Todo es retorno, porque en el pasillo ahora aparecieron los discos que también me acompañaban cuando leía, cuando amaba. ¡Cuánto dedique a hacer el amor! ¿Será ella, que ha vuelto? No recuerdo bien qué pasó entre nosotros para separarnos. Pero no debe haber sido tan grave. Tal vez me espere en una de las bifurcaciones. Espero que sí.
Mientras, veo que el jardín esta bellísimo y la música de Mahler la están tocando al borde del pasillo, el sueño de mis años maduros, me detengo para escucharlos pero, esto ya me ha pasado, se detiene la música conmigo. Debo seguir.
Y de repente en la luz que casi me ciega, aparece ella, desnuda, bella. La luz.
—Anote eso. El criminal dejó de soñar a las 5:21 AM.
—¡Qué curioso! Es primo hecho de primos…
—Cuídese, a éste lo mandaron a decapitar por mucho menos que mencionar los números primos. Que quede entre nosotros.

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