lunes, 30 de julio de 2012

Inversiones - Ana Caliyuri


Invirtió más de una década en leer poesía amorosa, debía conquistar el mundo femenino. Especialmente a la vecina del piso quinto.
La fortuna estuvo de su lado. Una noche se cruzaron en el ascensor y él aprovechó la oportunidad para decirle:
—Buenas noches. Linda noche…
La muchacha lo miró con desgano. Le respondió con voz indiferente.
—Ah, sí. Linda…
Él, absolutamente embriagado de fantasías prosiguió diciéndole:
—“¿Te enternece el azul de una noche tranquila?”
—No, loco… yo curto otra onda respondió ella con un dejo de fastidio.
Él no pensaba renunciar a la oportunidad de seducir a la pelirroja y continuó su plan.
—“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar” respondió con voz cautivante.
Ella no veía el momento de descender de ese maldito ascensor. Miraba los números de cada piso y el tiempo parecía estirarse como chicle. No obstante ello, le respondió.
¿Sabés que pasa, loco?, tenés que estar muy pirado para andar por donde no conocés…
El tiempo pareció detenerse y el silencio se apoderó del espacio.
Ya un tanto desahuciado, el hombre se dijo a sí mismo, ahora o nunca y lanzó su caballito de batalla al ruedo:
—“ Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.”
La muchacha miró de reojo el tablero de los números y supo que en instantes el ascensor se detendría en la planta baja y podría salvarse de semejante tipo pesado. Pero antes de que eso sucediese alcanzó a decirle:
—No sabía de dónde diablos te conocía. ¡Vos sos el que iba al taller literario de acá a la vuelta!
El hombre estupefacto solo atinó a decir:
—Ehhh… sí, fui un par de meses.
—Ah bueno, flaco, yo también fui porque todos van en este edificio y ¿sabes qué? Para que ustedes entiendan hay que hablarles en el mismo idioma… “No digas nada, no preguntes nada. Cuando quieras hablar, quédate mudo”. Esta es de Francisco Luis Bernárdez.
El ascensor abrió sus puertas y ella, visiblemente divertida, se perdió rumbo a la calle.


Acerca de la autora:
Ana Caliyuri

No hay comentarios.: