lunes, 21 de mayo de 2012

Ascensión – Armando Azeglio


En Roma, quizá, tuve en mis propias manos un dudoso (valga el pleonasmo) “falso de autor”. Se trataba de “un estudio del la ascensión de la Virgen María” que, aseguraban, era obra de Han van Meegeren, el famoso falsificador de Vermeer de Delft. El problema del marchand italiano, en realidad, era saber si se trataba de una auténtica falsificación de Meegeren o solo de un burdo engaño. El estudio asemejaba más un endeble y moderno tríptico, hecho de un pergamino granuloso y concentrado que podía desquiciar a más de un experto (típico de Van Meegren si pensamos). En él se veía a la virgen dejando su cuerpo para ser recibida por una corte de ángeles. Todos los rostros, a excepción de uno, transmitían integridad y solemnidad; el diverso (y más velado de todos) exhalaba la más repulsiva y sutil mofa. Era un ángel con aspecto de adolescente, por lo que podía inferirse hijo del piadoso padre celestial, aunque su hermandad con los seres del inframundo me pareció indudable. Todo me estaba claro como el agua. Le dije al marchand que por su bien desechara el dibujo. Inmediatamente. No escuchó mi sugerencia. Me alejé de su negocio por los meandros del Trastevere. A los minutos escuché un grito desgarrador.

Acerca del autor:
Armando Azeglio

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