sábado, 25 de febrero de 2012

Mocorola Smart 9000 - Claudio G. del Castillo


& Fua-fuaaa, tini-nini-nininí, ¡hello, Moco!, kng-tss kng-tss kng-tss kng-tss... &
–¡Despierta, Evaristo! ¡Despierta!
Evaristo se incorporó en la cama y, sobreponiéndose a un dolor de cabeza que hacía que le rechinasen los dientes, preguntó:
–¿Eh? ¿Eh? ¿Qué pasa?
Desde una mesita su móvil inteligente de última generación, suplente desde la tarde anterior de un obsoleto iFon, le respondió:
–Tengo en línea a la pelirroja de anoche.
–¿Cristina?
–Cristina, Yulisandra, ¿qué más da? Mi opinión es que debes deshacerte de ella en el acto. No me gusta nada su tono de voz. Se me antoja una de esas chicas dominantes de las que es imposible escapar. Ayer fue discoteca, hoy te llama, la semana que viene te invitará a cenar y el día menos pensado… ¡kng-tss!, te verás con un anillo en el dedo y un dedo en el culo. Sí, Evaristo, se te meterá en casa, redecorará las paredes, gastará cientos en muebles, te obligará a limpiar el cuarto y del reciclaje de medias y calzoncillos, despídete.
–No exageres… teléfono; seguro olvidó algo. ¡Mira, mira, aquí está su tanga!
–¡Mira aquí está su tanga! ¡Mira aquí…! Oye, no te doy dos galletas porque soy del modelo 9000, que si fuera del 8500… ¿Sabes qué?, le diré a la tal Cristina que saliste para la empresa y me dejaste cargando. Tómate una Red Bull y, de paso, el día; aprovéchalo para sopesar mis argumentos. ¡Ah, y como vuelvas a apagarme durante el sexo tendremos unas palabras! Soy un móvil discreto. No se me ocurriría pasarte una llamada y nunca, ¡nunca!, usaría mi cámara sin tu consentimiento. Por cierto, mi nombre es Smartie.
¡Joder con el telefonillo! –pensó Evaristo–. Y yo creía que lo de “más listo que usted” era propaganda.

No hay comentarios.: