sábado, 11 de febrero de 2012

El Plan Divino ─ Sergio Gaut vel Hartman



Todas las líneas se juntaron en un punto. Juan caminaba por la Calle de los Milagros, y al pasar frente a la Iglesia Reformada Utilitaria del Juicio Final vio una estela cuyo texto le pegó en medio de la frente, como si se tratara de un rayo divino. “Eres el instrumento del Señor. Descubre el Plan que Él tiene para ti”. Juan no vaciló y se metió en el templo.
—Padre...
—Hermano, si no te molesta, hermano.
—Hermano: quiero conocer el plan que Dios ha previsto para mí.
—Lo conocerás en su momento, hermano. Por ahora entrégate al Señor y deja que Él opere sobre tu corazón.
—¿Y mientras tanto?
—Obra con rectitud, hermano; haz el bien a tus semejantes; ponte al servicio de tu prójimo. No vaciles en arrastrarte o proceder de modos que repugnan al que eres hoy. La recompensa llegará.
—¿Y descubriré el Plan que Él diseñó para mí?
—¡Por supuesto, hermano, por supuesto!
Juan vivó otros cuarenta años dedicados a obrar con rectitud y hacer el bien a sus semejantes. Se arrastró cada vez que hizo falta y no vaciló en proceder de modos que en otro tiempo lo hubieran avergonzado. Un día Juan se murió y la recompensa llegó. Dios tenía previsto que Juan se convirtiera en un palillo de dientes, un instrumento que usaba con frecuencia cuando comía asado.
—¡Mecachendié! —exclamó el Hacedor de Universos al advertir que el palillo se había partido y una de las mitades permanecía incrustada entre dos muelas—. Voy a tener que ir al dentista.

Sergio Gaut vel Hartman

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