sábado, 19 de junio de 2010

El abandono – María Pía Danielsen


Por tercera semana consecutiva, Joaquín se acostó sin una letra en su haber. Su musa había desaparecido. Antes de cerrar los ojos, alcanzó a divisar su falda a lunares. Instantáneamente, la atrapó por la cintura.
—¡Suéltame! —dijo ella con voz de huída.
—¡Quédate! ¿Porqué me abandonaste? —replicó sin aflojar el amarre.
—Te hice un altar, te invoque, dejé mis ilusiones rendidas a tus pies e ingrata, me transformaste en páramo. —La musa levantó la mirada casi con furia y espetó:
—¡Me aburres! No estoy interesada en ritos, plegarias ni en sueños grandilocuentes alrededor de mis piernas. ¡Ya no juegas conmigo! Volé tus alas mientras recogías en palabras las imágenes del viaje, canté tu melodía mientras me la dictabas al oído, reíamos al unísono sobre el puente entre mi vestido y tu imaginación. Una tarde me veneraste y te creíste mi dueño. ¡Ese día mi magia murió!
Joaquín reaccionó rápidamente, aflojó un brazo e inició una caricia en el rostro de ella.
—Mea culpa. Ven. Acompáñame a bucear en las profundidades de mi océano esta noche, necesito que me ayudes a encontrar mis perlas. Te prometo que, en la mañana, bailaré mientras te preparo el desayuno.

Tomado de: http://elhuecodetrasdelaspalabras.blogspot.com/

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