jueves, 8 de abril de 2010

Verdadera historia del deseo - Lilian Elphick


Todo comenzó con el blanco de esta página, destinada a olvidar al lector y sus comportamientos erráticos. Que sí, que no, que sí. Pronto, la página fue acariciada por una escritura y ya no tuvo el color del silencio, que es un cliché por donde se lo mire. Hubo gritos y risas entre la undécima y la vigesimonovena letra del alfabeto. Verbigracia: Jadeos y zambullidas. Algo se filtraba en las palabras: al tacto era aceitoso; olía a puerto seguro. Quizás fui yo, de mano insistente, de ojo terco, y las caderas que ni te cuento. Quizás fuiste tú el que invocó al deseo, como si llamaras al mar, el mismo que rompe en tus historias una y otra vez, erosionándolas.
Ah, (también, uf ) el deseo. Va más allá de la piel; puede ser una lejanía, tú lo sabes. Y se instala en el momento menos indicado: cuando huelo la albahaca fresca y me enamoro de la muerte, que está ahí observándome, tan sola ella…, sin nadie que le toque el hueso púbico.
Debo decir dos cosas: tengo los dientes sucios y me gusta el desorden de la frase, el momento único cuando tuerzo los labios y fabrico una imagen.
¿Te gustaría una anécdota? Aquí no la encontrarás.
¿Buscas una armonía? Anda a otro lado.
¿Necesitas una narración verdadera? Golpea la puerta del fondo.
Largo, como cola de tigre es el deseo. Irás detrás de él, te lo aseguro. Con la lengua afuera y el corazón afilado.

http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/lilian-elphick.html

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