sábado, 19 de septiembre de 2009

Sufijos discrepantes - Javier López


Quise escribir la historia de un tipejo delgaducho que vivía en un pueblecito. Cada día iba a su trabajo montado en un borriquillo. Su empleo consistía en manejar una prensa de aceituna. A veces llevaba de vuelta a casa unas garrafitas de aceite en los capazos de su borriquito. Con el aceite y una hogaza de pan alimentaba a sus chicuelos.
La historia prometía, pues tenía pensadas muchas anécdotas para ese señor.
Sin embargo, a él no le gustó el principio de mi relato. No se sentía bien como tipejo delgaducho, y pretendía ser un tipo delgadito. Entonces ya me obligaba a hacerlo vivir en un pueblucho e ir a su trabajo montado en un borricuelo para alimentar a sus chiquitos. Hasta ahí no existía mayor problema, pero no hubo manera de que llevara el aceite en unas garrafejas, porque el cuento quedaba muy feo y se estropeaba.
Así pues, dejé de escribirlo.

3 comentarios:

Víctor dijo...

Jejeje, buena metaliteratura, Javier. No hay que dejarse llevar por los protagonistas de los relatos, o nos envían a la perdición.

Saludos lelos!!!

Javier López dijo...

Gracias Víctor, siempre con tus comentarios amables, no sabes lo bien que sientan para tener ganas de hacer cosas nuevas.
Un saludo!

Paloma Zubieta López dijo...

Me gusta esto de la rebelión de los personajes... ¡lindo cuento que no pasó del principio! Un abrazo.