sábado, 11 de julio de 2009

Propiedad privada - Gabriela Aguilera


“Puta”, dices, aplastándome en la cama. Me acaricias en medio segundo, metes tu lengua en mi boca. Cuando te muerdo y saboreo tu sangre, muerdes también y me volteas sin darme tiempo a decir que sí. Tu furia revienta porque creíste algo que no ocurrió, pero que dejé entrever en una frase dicha sólo para provocarte, mirándote, mientras revolvía un café. Siempre dijiste que no te importaba que hubiera alguien más y yo quise saber si era cierto. Sonriendo, contestaste que cada uno es libre de hacer lo que quiera. Después de eso fuimos al Cero Catorce, como todas las veces.
“Puta”, aseguras, arrastrando saliva en mi oído, agarrándome del pelo, inmovilizándome, aplastando mi cabeza contra la almohada, ahogando mi voz. Está lloviendo afuera pero no puedo escuchar el sonido del agua. Tus palabras llenan este cuarto rentado.
“Puta”, murmuras sin detenerte y no me permites pedir nada, abriéndome las piernas con la fuerza de las tuyas, investigando otros caminos, rompiéndome en dos. Resisto el embate, intento atraparte, acariciar tu mano que esposa las mías, frenar lo que quieres hacer, lo que haces ahora conmigo boca abajo, vencida boca abajo.
“Puta”, deslizas, en la cadencia de una ternura que no esperaba, dejando caer tu cabeza junto a la mía, revueltos los dos en el sudor y la sangre, descansando en el placer, la respiración entrecortada, el dolor de las heridas, la humedad que mancha la sábana.
Es noche afuera y oigo tu voz diciendo “Ahora sí eres mía”. Y después de un minuto agregas “Nadie más. Nadie. Nunca más”.

3 comentarios:

Laura dijo...

Me encantó..te felicitooo!

Oriana P. S. dijo...

Wow! Este cuentito tiene una fuerza y energía indescriptibles.
Me gustó mucho.

SamurayaCanela dijo...

Gracias a Laura y Oriana, por sus comentarios generosos. Y a Sergio, por incluir dos de mis cuentos en sus selecciones