domingo, 28 de septiembre de 2008

Primer día de escuela - Carlos A. Duarte


Cuando cumplí cinco ciclos mi precursor, V435, me llevó a la Curia de Instrucción. Algo desconcertado, me deslicé en el recinto iniciático. Un nanociclo después, una luz apocada iluminó la esfera y dejé de ser un observador externo para fundirme con la escena.
Primero fue la génesis de un sistema solar. Luego recreé, a través de seis cámaras, el surgimiento de estructuras carbonadas y su evolución en organismos unicelulares, que a su vez mutaron y se diversificaron en seres multicelulares. Recorrí en microciclos la epopeya de millones de años.
En la séptima cámara fui Cromagnon, domé el fuego, el palo y la piedra. Comí carne. Mi cerebro floreció. Las señas dieron paso a los sonidos articulados. Trascendí las fronteras biológicas. Fui Nabuconodosor, Buda, Heródoto, Calígula, Lady Godiva, Colón, Newton, Jack el Destripador, Gandhi; volé en el Enola Gay, fui Lennon, Reagan, Carl Sagan; Armando Fallas y Mulah el Hadid. Me sentí cada vez más poderoso y más frágil.
Todo colapsaba. Catástrofes y guerras; degradación. Pedimos ayuda y las IA crearon IA-Tierra8. Simbionte de todas las IA del planeta, procesó el Conocimiento y concluyó que el Homo sapiens no tenía sino una salida: Trascender en una especie que conjugara la individualidad con la conciencia arraigada de ser fruto y parte indisoluble del multiverso: Homo virtualis.
Terminada la sesión reorganicé mis quarks y mis leptones hasta adquirir una apariencia feliz y me escurrí fuera de la Curia. Emocionado me cuasidimensioné con V435.

No hay comentarios.: