viernes, 21 de marzo de 2014

Azar - Jaime Arturo Martínez




Abrió la agenda y extrajo el documento. Durante toda la tarde lo había visto, mirado y observado. Al desplegarlo, ahí estaba: REPROBADO. Debía regresar a la provincia sin el título de médico que había venido a buscar. Su derrota desinflaba la pompa de sueño que sopló junto a su familia, junto a sus amigos y parientes. Regresar así, no estaba en su agenda. La decisión estaba tomada, la escollera, el mar y la noticia en el periódico de la mañana. Abrió la gaveta de la mesa de la cocina, eligió el cuchillo más puntudo y filoso. Lo sostuvo frente a sus ojos y confirmó su decisión, se lo enterraría pleno, total, hasta la empuñadura. Ya tenía una amante a pesar de solo tener tres meses de casados y bien sabía dónde estaba con ella. Arrugó el papel hasta convertirlo en una bolita y lo disparó con el índice hacia ninguna parte. Se levantó, caminó hasta la puerta, salió y cerró. Sus pasos lo condujeron al mar. Tomó el cuchillo y lo envolvió en una página de periódico y no se preocupó por darle llave a la puerta, la esperaron la tarde y el aire caliente. En la esquina de la panadería tropezaron, el cuchillo rodó y se vieron las caras. Disculpas hubo de uno y otro lado. —¿Dónde nos encontraríamos si no nos hubiéramos topado esa tarde, hace cuarenta y tres años? —le dijo al oído. —No estuviéramos bailando este bolero, frente a la escollera —le contestó.


Acerca del autor:  Jaime Arturo Martínez

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