martes, 31 de diciembre de 2013

Los humanos se extinguen - María Paz Ruiz


Todavía quedan algunos ejemplares vivos, pero  se prevé que en menos de un año no quede ninguno vivo. No soportarán el calor de su hábitat, su piel les ha dejado de proteger.
La historia cuenta que estas criaturas montaban en carros de gasolina, volaban en primitivos aviones y cocinaban sus trozos de carne con gas.
Ponían a sus bebés frente a aparatos que llamaron televisores y vivían obsesionados por ser famosos. Se cree que un famoso era aquel que salía en revistas de papel por hacer cosas que los demás no podían hacer.
Tenían un jefe, o tal vez más de uno, al que llamaban presidente; uno que era famoso porque vivía en un palacio y comía marisco todos los días. Cuenta la leyenda que murió por una intoxicación de mercurio y por lo mismo le siguió otro, parecido, con menos apetito pero inútil, tan inútil como sus campañas políticas a través de algo que denominaron redes sociales, un invento que les duró unos siglos, desde que algunos de éstos humanos creyeron haber descubierto Internet.

Se sabe que comían sin pensar, y compraban todo según unos anuncios de de publicidad, que les hablaban a través de sus populares televisores. Se ha descubierto que había un televisor en cada familia y se cree que en algunos hogares incluso tenían dos o tres.
Hoy quedan muy pocos de estos pobladores. No se sabe por qué no consiguen reproducirse. Se teme a que sea una reacción a no tener televisión, o quizá a sentirse desprovistos de sus estímulos que tanto veneraban; pero lo  cierto es que su último pueblo de diez habitantes quedó reducido a dos asesinos peludos y rabiosos  que le prendieron fuego a su poblado y aniquilaron a sus congéneres, quizá por comida, quizá por información recibida a través de Internet.
Se han contabilizado cinco humanos con vida, dos mujeres que nunca se han separado y que se cree que forman una pareja; y tres hombres distanciados por un océano de barro que ya dejó de ser navegable. Uno de ellos quedó deficiente mental después de arrojarse desde un peñasco. No se conocen entre ellos y  siguen hablando por Internet sin darse cuenta que ahora les responde una máquina. Se cree que pasan un calor que los asfixia, y que su piel se les rompe porque no tienen melanina suficiente, algo que no se encuentra ya en ningún sitio de Internet.
Las últimas investigaciones revelan  un hallazgo único. Un poblado desaparecido  trescientos años atrás, había intentado reconstruir con chatarra  algo parecido a una torre de tres patas, quizá se tratase de una antena de comunicación, aunque se contempla que sea la reproducción de un monumento extinto, eso sí, de dudoso sentido estético. Se cree que reprodujeron una maqueta de un bosque con baterías de litio; pero no se conserva bien, pero también es posible que sólo sea una mentira de Internet.
Esta semana se ha fotografiado a uno de sus cinco supervivientes. Este hombre es el único que todavía se deja invadir por nuestras cámaras mientras duerme. Tiene treinta años y  confirmó que habla tres dialectos distintos, pero tiene pocas posibilidades de sobrevivir porque ya no tiene piel ni pelo que lo proteja. Como anécdota puede revelarse que este mismo hombre pasó tres meses vendiendo a través de Internet palitos humeantes que llamaba cigarrillos. Suponemos que ahora ya sabe que estuvo hablando con una máquina y que Internet no desea sus palitos que se encienden con extrema dificultad.

Sobre la autora. María Paz Ruiz

No hay comentarios.: