viernes, 12 de abril de 2013

Revolución - Fernando Andrés Puga


Una vez ganada la batalla final, el consejo revolucionario se reunió en torno al fogón con la intención de buscar un nombre para la nueva república que acababa de nacer.
Luego de barajar varias posibilidades, uno de los integrantes, el más justo, sugirió:
—¿Y se cada uno vota en secreto entre los diversos nombres propuestos?
—¡Excelente idea! —exclamó el principal—. Será lo más democrático y nadie podrá objetar el resultado. Con eso ya podremos poner la piedra fundacional de una buena vez.
—Después podemos hacer una gran celebración ¿no les parece? —planteó el más joven.
—¡Por supuesto! —gritaron a coro.
—Organicemos una buena vaquería en ese gran territorio que era propiedad del viejo Dictador. Hay tantos animales que sin duda será una gran diversión —se entusiasmó el más sanguinario—. ¡Y que vengan invitados de los países limítrofes!
—¡Buenísimo!
—¿Y qué vamos a hacer con el cuerpo de ese mal nacido? —preguntó el más piadoso.
—Le damos sepultura en un rincón del cementerio del pueblo. Y que se dé por bien pago. Además ya acordamos en pagarle un estipendio razonable a la viuda para que viva sin carencias el resto de sus días. Con eso es suficiente.
—¿Y habrá música el día de la celebración? —agregó el más sensible.
—Claro que sí —aseguró el más viejo de todos—. Pensé en contratar al Cuarteto Cedrón ¿Qué les parece?


Acerca del autor:  Fernando Puga

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