viernes, 22 de febrero de 2013

Bienvenida, preciosa – Alejandro Bentivoglio & Carlos Enrique Saldivar


Marie se despertó lentamente. El ambiente borroso iba a tono con su memoria. Le dolían las muñecas. Tardó un rato en darse cuenta de que estaba atada. Dentro de una pequeña jaula maloliente. Quiso gritar pero una venda le ocultaba el sonido. Un tipo vestido con un delantal de cuero se movía pensativo alrededor de una mesa donde una mujer yacía desnuda, apenas cubierta por su propia sangre. Aún vivía pues se notaba su respiración. El sujeto cogió un enorme cuchillo de carnicero y procedió a abrir el vientre de la muchacha. Marie cerró los ojos y chilló para sus adentros. Imagino lo peor, lamentó haberse peleado con Mariano, haber salido de aquella fiesta sola, en busca de un taxi.
Ahora ella recordaba, el taxista y aquel maniático eran la misma persona.
Cuando el hombre terminó de cortar en trozos a su víctima, se dirigió hacia Marie, abrió la jaula y la desmayó con cloroformo. La chica despertó atada, sentada a una mesa. En el plato había trozos de carne humana. Frente a ella se hallaba el asesino, al parecer repetía una oscura letanía en una lengua ininteligible. El reloj de la pared indicaba las dos y quince de la madrugada.
—Es Navidad, encanto. Esto es para ti. No me gusta cenar solo esta fecha. —El hombre le quitó la venda de la boca y le obligó a comer los restos hasta hacerla vomitar. Cuando intentaba gritar, la golpeaba, hasta que la desmayó. Horas después la chica, adolorida, escuchó aquella gélida voz:
—Gracias por cenar conmigo. Te quedarás aquí unos días. Tranquila, te alimentaré bien. —Marie se debatía, atada, dentro de la jaula—. Ya se viene Año Nuevo. No me importa comer a solas ese día. Alégrate, serás una cena estupenda. Ahora, dulzura, vuélvete a dormir.


Acerca de los autores:    Alejandro Bentivoglio
                                      Carlos Saldivar

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