sábado, 16 de junio de 2012

Advenimiento - Claudio G. del Castillo


Empezó con un viento frío que traía nubes pardas. Luego un diluvio de roña, gusanos y cucarachas amortajó de ocre la ciudad, sumiéndola en hediondez. Presa del terror me escondí en el armario. Y ahora escucho gritos en la calle, dentro del edificio, en el apartamento de al lado… Gritos que hielan mi alma.
—¡Atrás, Bob! —aúlla mi vecina.
¿Le habla al difunto Robert? Delira…
El roce de algo húmedo contra el ébano del armario me sobresalta:
—¿Quién anda ahí?
—Déjame entrar, mamá.
—¿Paul? ¿Paul, eres tú?
—Abre la puerta.
—¡No, no!
—Tengo miedo, mamá.
Creo desfallecer.
—Mami… mami no abrirá, cariño. Te sepulté el mes pasado, ¿recuerdas? —Mis lágrimas son invisibles en la oscuridad—. ¡Te extraño tanto, Paul!
Las aguas del infierno se han colado en mi santuario; sus uñas y sus babas trazan ríos en mi piel. Y mil voces me susurran al oído:
—¿Por qué lloras, mamá? He vuelto.

Acerca del autor:
Claudio G. del Castillo

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