lunes, 13 de febrero de 2012

Arte de la fotografía - Cristian Mitelman


Tuve un amigo fotógrafo cuyas obras mostraban un impensado efecto: al lado de la persona retratada surgía el rostro real, el que muestra los deseos auténticos, de modo que al lado del marido aparecía la imagen de quien desea asesinar a la esposa, y al lado de la señora se veía el gesto de asco de la mujer que obligada a pasar los días con un reptil sólo apto para comentar incontables partidos de fútbol, y en los niños brillaban las miradas voraces propias de la crueldad, y los ancianos translúcidos eran incordiados por las nefandas acciones del pasado y aun en la querida tía Eduviges notábamos un rostro lanzado a todas las formas de la depravación. 
Esto sucedía con todas las cámaras. El paso de las analógicas a las digitales no varió la situación, los que nos motivó a pensar que el problema radicaba en el fotógrafo.
El retrato que me hizo un año atrás enseñaba la estampa de un asesino. Mi amigo ahora descansa en paz. Sé que de algún modo le hice justicia. 

El autor:

No hay comentarios.: