lunes, 15 de agosto de 2011

Una negociación peculiar - Sergio Gaut vel Hartman


Cuando llegó al lugar donde había estacionado la máquina del tiempo, Benjamín Cohen encontró a un hombre bajo y robusto, armado hasta los dientes, que husmeaba todo con el ceño fruncido.
—¿Qué hace? —preguntó usando el bajo mongol del siglo XIII que había aprendido mediante sugestión hipnótica.
—¿Para qué sirve? —repreguntó el guerrero.
—Para viajar por el tiempo. ¿Y usted es…?
—Temüdyin. ¿Me conoce? Yo a usted no lo conozco, aunque eso no me impedirá clavar su cabeza, separada del cuerpo, en una pica.
—Lo sé —dijo Benjamín—. Pero no le temo. La información que le traigo podría serle muy útil.
—¿Ah, sí? ¿Qué clase de información?
—No invada China. A la larga la perderá. Mire a Occidente. Esos pueblos bárbaros no pueden ofrecer una resistencia seria a sus ejércitos de arqueros montados. Especialmente ataque a los germanos, ¿lo recordará? A los germanos.
—¿Y usted que obtendrá con eso?
—No lo entendería aunque se lo explicara. Eso sí: esto tiene un precio.
El mongol frunció el ceño. —¿Dinero? ¿Mujeres?
—No —replicó Cohen—. Es otra cosa. ¿Ustedes no estaban buscando una buena religión monoteísta para salir del cerril paganismo en el que están inmersos? Yo le ofrezco una buena, a cambio de la información que le acabo de dar.

Sergio Gaut vel Hartman

1 comentario:

Javier López dijo...

D. Gaut, ¿ha oído usted, durante sus viajes por el tiempo, hablar de la palabra "ucronía"? Esta es de las grandes! O sea, que me gustó, mucho.