martes, 3 de mayo de 2011

Romance del piromaniaco - Néstor Darío Figueiras


¡Dancen para mí, oh, doncellas inasibles! ¡Gocen sobre los tejados ardientes! ¡Sedúzcanme desde los pináculos con sus ondeantes y provocativas siluetas! ¡Cuánto deseo ser una criatura hecha de flamas, como ustedes! Pero sólo soy un hombre enamoradizo. Alguien que ha querido cruzar las fronteras mezquinas del amor terrenal, ese apetito fastidioso y chabacano que siempre atrae a la desgracia. Cansado estoy de hombres y mujeres, de amantes de carne corruptible. Hastiado de sus cuerpos tibios, de su fisonomía burda y sombría. Ni el sangrado logra embellecerlos. Aunque admito que les profiere cierto brillo momentáneo. ¡Por eso ansío sentir la sed abrasadora que sólo ustedes pueden darme, esa avidez que nunca puede ser saciada por completo, y que pide más y más! ¡Anhelo conocer la pasión férvida que es la esencia y sustancia de vuestro ser! ¡Oh, salamandras, bellas doncellas de fuego, he preparado esta noche para ustedes! Este banquete es mi obsequio, otorgado a cambio de sus amores imperecederos. ¡Si tan sólo pudiera zambullirme en vuestro ígneo bacanal! ¡Ah! ¡Pero no soy imbécil! Sé que con sus lenguas candentes me lamerían hasta calcinarme los tuétanos, que con sus muslos arrebatadores me apresarían hasta volverme cenizas. ¡Me basta sólo con mirarlas! El del mirón es el placer más seguro. Así cantaba Nerón en la cima del Quirinal, lira en mano, mientras ardía Roma…

2 comentarios:

El Titán dijo...

sabe que yo escuché lo mismo: Nerón era un pirófilo...
muy bueno Dario...

nestordarius dijo...

Gracias, Titán ;-)