jueves, 9 de septiembre de 2010

Pompas de jabón - Serafín Gimeno


Un día introduje un cuento corto en una pompa de jabón, el relato echó a volar envuelto en paredes de gelatina. Observé como se alzaba en el cielo hasta desaparecer. Al cabo de quince años, una chica llamó a mi puerta.
—Me ha costado mucho encontrarte, tu relato se enredó en mi pelo y tenía necesidad de hablar contigo. ¿Por qué la chica se despide de él en la estación, desde la ventana de un compartimento? ¿Por qué no suben los dos en el tren y parten juntos?
—Porque las pompas de jabón viajan solas.
Se dio por satisfecha con mi contestación y me ofreció la espalda para alejarse.
—¡Espera! —le grité—. No hace falta que te vayas, puedes quedarte.
Se detuvo para proyectar sus ojos en los míos. Tenía una mirada hermosa, serena, contemplativa. Su cabello lacio y mojado permanecía pegado en partes de su frente, como si acabara de salir de la ducha.
—No puedo, tu cuento no lo permite.
Necesité quince años más para convencerme de que, en realidad, la chica que acudió a mi puerta era la pompa de jabón que había liberado tiempo atrás.


Acerca del autor:
Serafín Gimeno

2 comentarios:

Un tipo dijo...

Totalmente hermoso.

Saludos !

Javier López dijo...

Hermoso cuento. Cierto, Kappie.