jueves, 21 de enero de 2010

Como todos los días II - Samanta Ortega Ramos



Soy un lobo con patas cojas resignado ante la velocidad y la carne. Cada mañana después del baño, exhalo quejas por lo bajo sin desafiar al espejo acuciante. Me pongo el traje de corderito gastado en amarillos . Llego al trabajo con el colmillo afilado, pero las patas cojas me ponen en mi lugar. El deseo constante hace bullir la sangre y por eso hago mi trabajo bien y el del otro, hasta que dreno las fuerzas en palabras y números.
Carla es un perrito amigable, mueve la cola cuando llega o se va alguien y siempre quiere jugar, si es mejor al sol. Cuando se cansa de mover la cola hace lo que tiene que hacer. El trabajo es algo anecdótico que genera pereza y muchos amigos.
Antonio es un ratón que aprendió las ventajas de ser chiquito y escurridizo. Puede verlo y oírlo todo sin que su presencia resulte amenazante.
El manitas de Carum es el mono del circo. Hace reír, se relaja ante la presión, lo que no sabe lo aprende y te ayuda con interés.
Pero sólo yo se lo que hay debajo de mi capa de cordero (aunque se me haya visto la hilacha más de una vez). ¿Qué hay del resto? ¿Usan uniforme? No puedo evitar preguntármelo cada vez que escucho que al ratón no le gusta el queso o cuando veo al perro trepar a la ventana de un salto y sin esfuerzo, porque hay un rayito de sol.


Sobre la autora: Samanta Ortega Ramos

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