viernes, 28 de agosto de 2009

Metamorfosis aérea explicada – Héctor Ranea


Cuando preparó sus valijas no se olvidó de su antiespasmódico. Lo que sucedió es que durante el viaje una inusual lluvia de partículas de altas energías produjo en las moléculas del medicamento una variedad que generó, por cascada autocatalítica un isómero con propiedades metamórficas extremas.
Poco después, ya en vuelo, nuestro pasajero debió tomar el medicamento disolviendo unas cuantas gotas del mismo en agua para aplacar esa sensación de indigestión que lo aquejaba desde hacía años, terminado lo cual, volvió a dormir.
Cuando despertó, Gregor Samsa se encontró convertido en un pequeño pero repulsivo coleóptero de la familia de los escarabajos de quirófano y sólo atinó a esconderse de la vista de los demás pasajeros.
Su impericia, explicable pero fatal hizo que fuera visto por la azafata cuando pretendía meterse en el compartimiento de los alimentos conservados y ella, como corresponde, lo aplastó.
Después haría la denuncia a Control de Higiene, como siempre, pero por ahora le preocupaba más encontrar al pasajero de aspecto fúnebre que parecía no estar en ningún lado. Ya era la séptima vez que le sucedía en vuelo y eso sí que no le gustaba denunciar.

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